lunes, 13 de enero de 2014

Encontrando a unos antiguos conocidos: Los automotores "Wurmeister"


En una entrada anterior, al ocuparme de los automotores "Zaragoza", refería mi experiencia de utilizarlos entre Santa Cruz de la Zarza y Villacañas, ambos pueblos en la provincia de Toledo y extremos de una pequeña línea construida durante la Guerra Civil. En realidad mi viaje no finalizaba en Villacañas sino que allí enlazaba con otro automotor que hacía la línea Villacañas-Quintanar de la Orden para alcanzar así mi destino final que era La Villa de Don Fadrique, también en la provincia de Toledo. Recuerdo muy bien que, tras salir de Santa Cruz hacia las nueve de la mañana, después de la marcha del semidirecto Cuenca-Madrid y llegar a Villacañas algo después de las diez, había que esperar alrededor de un par de horas para salir en ese otro automotor hacia La Villa. Supongo que sus horarios estaban ajustados a los enlaces con trenes mas importantes de la línea Madrid-Alcazar y por eso, a los de la línea con menos bastantes menos viajeros, nos tocaba esperar.

Lo que no lograba recordar era que automotor hacía ese servicio; tenía una vaga idea de su imagen pero no acababa de identificarlo. Sin embargo, hace muy pocos días, al hojear el magnífico nuevo volumen de la Historia de la locomotora de vapor en España de Fernando Fernández Sanz dedicado a las locomotoras de otras compañías distintas a MZA, Norte, Andaluces y Oeste, me topé con esta foto:


Y de pronto recordé todo. Era el automotor en el que yo viajaba de Villacañas a La Villa y además ubicado, como también recordaba, en perpendicular al edificio de la estación de Villacañas y a la línea Madrid-Alcazar. A partir de aquí, todo ha sido fácil. Con la ayuda de los libros "Historia de los ferrocarriles españoles" del querido Javier Aranguren y "Automotores diesel de ancho ibérico" de Josep Calvera, (de los que he obtenido algunas de estas imágenes) he podido reconstruir la historia de este "Wurmeister" no identificado y de sus otros tres compañeros que integraron en MZA la serie WE 201-204. La resumo a continuación apoyado en algunas de las imágenes de estos libros ya que evidentemente, al viajar en estos automotores en plena infancia, no dispongo de ninguna propia. ¡Que más hubiera querido!



Los cuatro automotores de la serie WE 201 a 204 fueron fabricados en 1935 por la Maquinista Terrestre y Marítima a partir del encargo de la compañía MZA, que por aquella época también adquirió otros cuatro automotores de mayor potencia y dimensiones que constituyeron la serie WMD 401 a 404. Los automotores que nos ocupan tenían en principio motores Wurmeister - de ahí la denominación por las que se les conoce- que posteriormente fueron sustituidos por otros Frichs. Su potencia era de unos 230 caballos, su capacidad de 72 plazas y su librea original crema y verde.
Foto de fábrica del Wurmeister WE 201 perdido tras la Guerra Civil (MZA.- Colección Javier Aranguren)



El WE 201 entró en servicio el 1 de febrero de 1936 con servicio diario entre Madrid, Toledo y Cuenca tras haber efectuado diversas pruebas en la línea Madrid-Cuenca y en concreto las pruebas de aceleración en la zona de Villarrubia de Santiago, al lado de Santa Cruz de la Zarza, donde yo viviría bastantes años después. Esos eran los servicios para los que en principio iban destinados pero el comienzo de la Guerra impidió que así fuera. En esta situación uno de ellos fue convertido en coche sanitario al servicio del bando republicano y al crearse RENFE fue desguazado quedando solamente tres vehículos con los que la RENFE inició la numeración de su serie 9200. Así el WE 203 pasó a ser el 9201, el WE 204 el 9202 y el WE 202 el 9203.

A partir de ese momento no he encontrado información directa sobre los servicios que realizaron hasta su baja definitiva entre 1970 y 1972. De cualquier forma, de las fotos encontradas en los libros citados pueden extraerse algunos datos.
En la estación de Puentedeume en los años 40. (Dirección de Comunicación, Marca y Publicidad de Renfe)
Otra foto del Burmeister WE 201 (MZA.- Colección Javier Aranguren)




Así, de una foto de uno de ellos en la estación de Pontedeume en los años 40 y de otra en La Coruña en los 50, se deduce que algunos de ellos, si no los tres, se movieron en esas décadas por Galicia. Es curioso que en estas fechas aún parece que conservan sus colores originales.

La siguiente foto localizada es la que encabeza esta entrada y está tomada en Villacañas en 1967. Y probablemente de esa época es también la única foto en color localizada tomada en la estación de Quintanar de la Orden y que muestro a continuación. 
En la estación de Quintanar de la Orden (Archivo Histórico Ferroviario. FFE)
En La Coruña, 1955 (Archivo Javier Aranguren)
"Wurmeister" en Villacañas preparado para salir hacia Quintanar de la Orden (Foto F. Fernandez Sanz)



Por tanto, en la década de los 60, parecen estar adscritos al depósito de Alcazar de San Juan, donde debieron acabar definitivamente sus servicios tal como demuestra la siguiente foto tomada en 1971 justamente en Alcazar.


En ella aparece ya en un estado bastante deplorable el que quizás sea ya el último ejemplar dado que parece ser que alguno o algunos de ellos fueron desguazados en 1970.

Y aunque no nos ha quedado ningún "Wurmeister" disponemos aún de una última foto donde se muestra a uno de ellos en pleno servicio. En principio ¿podría ser Galicia? 
En ruta (MZA.- Colección Javier Aranguren)
En Alcazar de San Juan. Retirado y esperando el desguace (Jaume Roca)



Y una última pregunta para los expertos ¿Alguien sabe para que servía esa rejilla frontal que aparece en varias imágenes? ¿Alguna función de interconexión con otro automotor o remolque ya que parece que estos vehículos estaban preparados para ella?

jueves, 9 de enero de 2014

Las "Atómicas" 2200 y el "Castellano expreso"

Nunca viajé en un tren remolcado por una "Atómica"...o por una "Bonita", como también se las denominó. Recuerdo vagamente haberlas visto cuando viajaba desde mi pueblo a Madrid, bien en la propia estación de Atocha o, antes de llegar, cuando no me perdía detalle de todos los especímenes ferroviarios que habitaban el depósito de máquinas en Cerro Negro o en el Cerro de la Plata. También las vi ocasionalmente en los mas o menos largos transbordos que hacía con frecuencia en la estación de Aranjuez; supongo que arrastraban expresos y rápidos entre Madrid y Córdoba ya que había bastantes ejemplares de la serie en estos depósitos.

Preciosa imagen de una "Atómica" o "Bonita" plaqueando, (Fotografía de Manolo Maristany)

Fue una de las "grandes". Dotada de la estupenda caldera de la "Santa Fé" y contando ya con algunos avances que luego se consolidarían en la "Confederación", sus 2700 caballos de potencia media y los 3700 de potencia punta supusieron la solución de muchas dobles tracciones. Si bien parece que no era una buena corredora, podía hacer sin problemas las marchas de los itinerarios de los años 50 y 60 del siglo pasado. Entregadas entre 1944 y 1953 se les asignó en principio la serie 2700, quizás en recuerdo de las míticas 1700 - a las que ya he dedicado una entrada en este blog- y a las que, de alguna manera, venían a sustituir, aunque su serie definitiva fue la 2200. Su impresionante aspecto y la actualidad de la época hizo que en seguida recibieran el calificativo de "las atómicas" y posteriormente el de "las bonitas". 

Entre sus muchos servicios en distintas líneas me ha llamado la atención uno que descubrí repasando antiguos NODOs a través de la estupenda aplicación de la Filmoteca instalada en la web de RTVE. En uno de estos noticiarios correspondiente a enero de 1956, se habla de la línea de viajeros "Nueva York-Madrid" servida entre la ciudad norteamericana y Algeciras por los entonces nuevos transatlánticos "Independence" y "Constitution" y entre Algeciras y Madrid por un tren especial para los pasajeros de estos barcos denominado "Castellano expreso". En los planos cinematográficos puede observarse al "Castellano" rodando por los campos andaluces tirado por una 2200. Lo que ignoro es si esta locomotora hacía todo el recorrido o, como quizás sea mas probable, se encargaba del Córdoba-Madrid. Tampoco sé lo que duró este servicio, me imagino que no mucho, pero en aquel momento de inuguración del servicio los periódicos se hicieron eco de la noticia.

La 241F-2238, preparada en Delicias para ser remolcada a Mora la Nova. Año 2013

Por fortuna nos queda una "Atómica". La 241F-2238 permaneció muchos años preservada en el cobertizo exterior del Museo Nacional Ferroviario en Delicias hasta que a través de un acuerdo entre el Museo y la APPFI (Associació per a la conservació del Patrimoni Ferroviari i Industrial), de Mora la Nova -una de las bases principales de estas locomotoras- ha sido posible su cesión a la misma para su restauración y puesta en marcha con destino al tren turístico "Terres de l´Ebre" junto con el también cedido automotor Renault ABJ 9304 del que también me ocupé en otra entrada. Ojalá el proyecto llegue a buen fin y podamos ver de nuevo a la "Atómica" resoplando a la cabeza de nuevos trenes.

domingo, 5 de enero de 2014

Una mañana de finales de los 70en el depósito del PV en Ponferrada (III). Otras locomotoras

Tras fotografiar a las Baldwin, las Krauss y las Macosa, de las que me ocupé en entradas anteriores de este blog, seguí mi paseo por las instalaciones del depósito y por su amplia playa de vías por donde aparecían dispersas algunas locomotoras aparentemente abandonadas o en proceso de desguace. Fotografié con mi humilde máquina todo lo que se me ponía por delante y no fue hasta bastantes años después cuando tomé conciencia de lo que había fotografiado. Ahí va a continuación lo que he recuperado de todo ello.

Las dos fotos que vienen a continuación, creo que pertenecen a la número 21. Fabricada por la casa Borsig en Berlín en 1902, había pertenecido con el nombre de "Ribadeo" al ferrocarril de Villaodrid a Ribadeo pasando al PV en 1930. Dicen las crónicas que fue desguazada a principios de los 80...pero muy a finales de los 70 ya se encontraba en este estado:

Anque no soy experto en estas locomotoras, todo parece indicar que es lo que queda de la 21 "Borsig"

En ésta que sigue se la ve de forma mas completa y, aunque sin los tanques laterales y en parte despiezada es un poco difícil de identificar, parece claro que es la 21. Lo que no acabo de tener claro es qué locomotora es la que se ve parcialmente a su izquierda
Posiblemente la 21. ¿Cual es la de la izquierda?



A la 42 -o a sus restos- si que se la podía identificar fácilmente. Estaba junto a uno de los muros de la nave del depósito y tenía pinta de estar siendo canibalizada:


El lento despiece de la 42
Otra imagen de la 42


La 42, al igual que su hermana la 41, fueron adquiridas en 1950 por ENDESA a la casa Tubize de Bélgica para transportar vagones de carbón entre la línea del PV y la central "Compostilla I" y posteriormente en la "Compostilla II". En 1969 las cedió al PV aunque creo que su trabajo fue el mismo. La 41 estuvo operativa hasta mediados 80 mientras que la 41 -la que aquí vemos- dejó de prestar servicio a comienzos de los 70, sirviendo de piezas de recambio a su compañera.

También localicé, creo que definitivamente apartadas a la 53 y a la 55. La Minerosiderúrgica de Ponferrada (MSP), propietaria del PV, dispuso también de cinco locomotoras de vía ancha (51 a 55) para el trasbordo de carbón  a los trenes de Renfe. La 53 fue construida en Bélgica en 1924 y tras otros servicios llegó al PV en 1953. En la actualidad creo que está preservada en el Museo de Ponferrada.

La 53. Delante de ella, la 55


Vista lateral de la 53

Frontal de la 53

Por su parte, la 55 era una vieja locomotora inglesa construida en 1891 y estuvo sirviendo en Renfe con la matrícula 030-0228. La MSP la adquirió en 1955 para trabajar en el coto Wagner de San Miguel de las Dueñas.


Frontal de la 55


Cabina de la 55
Después, tras abandonar el depósito y volver hacia Villablino, localicé en algún punto al lado de la carretera dos pequeñas locomotoras mineras también abandonadas. Las vemos a continuación

¿Es ésta la pequeña 020 que se conserva en el Museo de Ponferrada? Se parece mucho...pero al menos las ventanillas delanteras no son del todo iguales



Vista trasera de la locomotora anterior


Restos de otra pequeña locomotora minera



Frontal de la locomotora anterior



Hasta aquí mis recuerdos de las locomotoras del PV. Un tema realmente fascinante para los aficionados al vapor. Si me leen buenos expertos de este ferrocarril, les pido que disculpen los fallos que haya cometido y sobre todo que aclaren mis dudas ¿Que locomotora es la que aparece a la izquierda de la 21? ¿Cuales son estas pequeñas mineras? ¿Se conservan?

Antes de acabar esta entrada no puedo dejar de reconocer y de agradecer la eficaz ayuda que, en la identificación y documentación de estas locomotoras, me ha prestado el librito "La memoria del vapor" de Jesús A. Courel editado por el Museo del Ferrocarril de Ponferrada, entidad a la que felicito por su importante labor.























martes, 31 de diciembre de 2013

Las míticas "1700" de MZA

La serie "1700" supuso para la compañía MZA lo mismo que supuso en otra entrada anterior para la compañía del Norte. Ambas buscaban máquinas potentes, fiables y relativamente buenas corredoras para sus trenes rápidos y expresos. Mientras Norte apuntaba por la tecnología mas sofisticada sobre la base de una locomotora "compound", MZA prefirió una máquina mas sencilla de simple expansión pero de mucho más fácil mantenimiento. Ambas locomotoras nacieron casi a la vez, en la década de los 20 del siglo pasado, y fueron objeto de comparación continúa entre los expertos de ambas compañías aunque quizás, visto en la distancia, la estabilidad de marcha y un mejor rendimiento, situaba a la 4600 un poco por delante de la 1700.

Pero cuando yo era un chaval, sólo pude conocer a las 1700 ya que pasaban al menos dos veces al día por la estación de mi pueblo, Santa Cruz de la Zarza, a cargo de los mixtos Cuenca-Aranjuez y Aranjuez-Cuenca, mientras que las 4600 sólo circulaban de Madrid hacia el norte.  En aquellos años 60 y principios de los 70, las "Atómicas" 2200 y las "Confederación" las habían reemplazado ya en rápidos y expresos y las 1700 quedaban para servicios de segundo y tercer nivel. La airosa imagen de la 1700, sin pantallas levantahumos -excepto en las últimas de la serie de 95-, fue quizás uno de los mejores diseños de la Maquinista Terrestre y Marítima, si no el mejor. A mí, la visión de esta locomotora me dejaba impresionado y, aún sin saber nada de sus glorias pasadas, me daba pena verla arrastrando vagones de mercancías y haciendo interminables maniobras en las estaciones. Para quien le apetezca leerlo, transcribo a continuación, el relato -que forma parte de otro mas extenso- escrito hace poco tiempo y que refleja bien mis vivencias de chaval con la 1700 así como de los viajes que hice en aquella época en trenes que ella arrastraba.

Imagen de fábrica de las MZA 1700

EL TREN DE LAS CINCO Y VEINTE

Si en el capítulo anterior recordaba la “eternidad” del tren de la una menos veinte, no menos “eternidad” arrastraba su gemelo, el tren de las cinco y veinte…que podía ser él de las seis menos veinte…o él de las seis y media…o él de las siete menos cuarto, tan irregular era su horario.

Tras el paso sobre la una del mediodía del Talgo de Valencia, al que me refería en el relato anterior, la estación quedaba sumida en un largo periodo de calma que duraba normalmente hasta las cinco de la tarde, salvo que hiciera acto de presencia en ese intervalo algún tren de mercancías, lo que no era muy frecuente. Los andenes estaban desiertos y dentro del edificio de la estación reinaba la calma sólo interrumpida circunstancialmente por alguien que venía a recoger alguna mercancía o a enterarse del horario de algún tren. En invierno, el ambiente triste y gris envolvía todo en un halo de soledad; a veces el viento, al soplar entre los cables del teléfono, producía sonidos oscuros y penetrantes que acrecentaban la sensación de desamparo. En verano, el sol caía a plomo sobre los railes, lo que provocaba reflejos acerados mezclados con los tenues espejismos provocados por el aire que se calentaba junto al suelo; junto a todo ello, el canto de las chicharras contribuía a una sensación de vida en pausa sólo interrumpida de vez en cuando por el ruido lejano y cansino de algún tractor. El chaval de la bicicleta permanecía ahora en su casa, aunque sin apartar mucho la vista de la ventana por la que, a lo lejos se veía la vía, cruzando por encima del camino del Pontón.

Entre las tres y las tres y media, aunque lejos de Santa Cruz, nuevos trenes empezaban a formarse o a moverse. En el anden principal de la estación de Atocha en Madrid, aparecía de nuevo la imagen magnífica del Talgo II que iba a efectuar su segundo servicio del día hacia Valencia por Cuenca. En Aranjuez, la también magnífica, aunque ya algo achacosa, locomotora 1700 que había llegado poco antes arrastrando al tren de la una menos veinte de Santa Cruz, esperaba “haciendo vapor” la llegada del tren Madrid-Toledo.  De él se separarían dos coches “costa” que, junto con la 1700 y un número indeterminado de vagones de mercancías, formarían el “mixto” Aranjuez-Cuenca, que, para Santa Cruz, sería el mixto de las cinco y veinte.

Viajar en el mixto de las cinco y veinte era toda una aventura y sólo convenía emprenderla si no había mas remedio o los horarios no permitían otra cosa. Los pocos santacruceros que lo utilizaban eran algunos que habían ido por la mañana a Madrid o a Toledo y habiendo acabado pronto sus asuntos se les hacía demasiado esperar hasta el tren de las nueve de la noche. Pero, para el chaval de la bici, cuando en sus frecuentes viajes familiares entre Toledo y Santa Cruz tenía que viajar en ese tren, esa aventura se convertía en una experiencia fascinante.

Todo comenzaba con las maniobras de la 1700 en la estación de Aranjuez. La locomotora iba y venía de una vía a otra, recogiendo los distintos vagones de mercancías y por supuesto los dos coches de viajeros, que siempre iban justo detrás de la ella y del furgón de equipajes. Esta tarea duraba un tiempo indeterminado dado lo variable del número de vagones de mercancías que podían integrar el tren. Tras finalizar esta tarea a la que el chaval asistía fascinado, la locomotora avivaba el fuego con el fin de generar gran cantidad de vapor y así  poder coronar con éxito la “cuesta de Ontígola”, una subida de quince o veinte kilómetros desde poco mas allá de la estación de Aranjuez hasta la de Ocaña. En principio una subida de este tipo no hubiera constituido ningún problema para una 1700, una locomotora que fue orgullo e insignia de la compañía MZA, pero que ya, con cuarenta años a sus espaldas, sí constituía un cierto reto para ella.

Entre unas cosas y otras se hacían las tres y media y, si no había surgido ningún inconveniente, el tren se ponía en marcha. Tras pasar por los complicados cruces y agujas de la estación de Aranjuez, tomaba la vía situada mas a izquierda que era la correspondiente a la línea de Cuenca. Hasta llegar a la estación de Ontígola la cuesta no era excesiva y la locomotora iba con potencia suficiente y buen ritmo. Tras la parada en esa estación, en la que normalmente no se hacían maniobras aunque la detención era obligatoria, empezaba la lucha. La arrancada en cuesta, sobre todo si el tren llevaba bastantes vagones de mercancías, significaba un buen gasto de energía y por tanto de vapor para la locomotora. Ello obligaba al fogonero a avivar el fuego mediante grandes y contínuas paletadas de carbón desde el tender al hogar. A su vez el maquinista tenía que ser muy cuidadoso con la conducción para aprovechar muy bien el uso del vapor que se producía en la caldera. Todo ello se traducía normalmente en la salida de un intenso humo negro por la chimenea acompañado por partículas de carbón no del todo quemado, la llamada “carbonilla”, así como en un tremendo espectáculo de chispas, chirridos y resoplidos.

Naturalmente el chaval no podía perderse el espectáculo. Casi con medio cuerpo fuera de la ventanilla asistía al mismo en arrobo casi extático. Aprovechaba las curvas a favor para observar el cansino y lento movimiento de las bielas transmitiendo desde los cilindros a las ruedas la fuerza expansiva del vapor… al tiempo que la carbonilla aprovechaba para tiznar su cara y meterse en sus ojos…¡pero qué importaba!

Normalmente el tren subía cansinamente hasta Ocaña sin detenerse, pero algunas veces, bien fuera por el excesivo peso del tren o por el estado de la locomotora, el tren tenía que pararse en plena cuesta, echar el freno y volver a “hacer vapor” hasta alcanzar la presión suficiente que le permitiera continuar. Ya definitivamente en la estación, y tras llenar el tender de agua, solían empezar las maniobras mientras el fogonero se bajaba un momento para rellenar el botijo en la cantina…

Las maniobras podían durar poco o mucho y el tren comenzaba a acumular retraso sobre el horario oficial al que podía sumarse al generado en la trabajosa subida de la cuesta. Si la cosa iba para largo, también algunos viajeros se apeaban para estirar las piernas o pasar a su vez por la cantina. Mientras tanto, la cara del chaval, casi la misma que la del fogonero, era observada con horror por sus padres, que trataban de limpiarla con lo que hubiera a mano mientras musitaban por lo bajo algo que sonaba como “¡… manía con la dichosa ventanilla!”

Acabadas las tareas de Ocaña, el tren continuaba, ya prácticamente llaneando y por tanto con la 1700 mucho mas alegre, hacia Noblejas y Villarrubia. En estas estaciones las maniobras eran menos frecuentes que en Ocaña pero también se hacían, sobre todo para dejar o tomar vagones “foudre” de transporte de vinos. En cualquier caso, lo normal era que el retraso se fuera acumulando y que la llegada  a Santa Cruz, salvo algún día en que el tren no llevara mercancías, se produjera mas tarde de lo previsto.

En la estación de Santa Cruz la aventura para el chaval finalizaba… pero empezaba para algún osado santacrucero que pretendía hacer un viaje muy rápido a Tarancón, normalmente para llevar o traer algún paquete y volver en el siguiente  tren, el correo de Valencia, que salía  de allí a las seis y veinte.  Si no había mucho retraso se podía disponer de treinta o cuarenta minutos, lo que podía ser suficiente para un recado de ese tipo. Pero, con el retraso, el riesgo de la aventura aumentaba e incluía la posibilidad de tener que quedarse en Tarancón. Por eso, cuando a eso de las cinco o cinco y diez, el aventurero llegaba a la estación lo primero era dirigirse al jefe de la  estación y preguntarle ¿Con cuanto viene?

Y muchas veces el chaval veía como el aventurero ponía un gesto de desolación y se volvía hacía el pueblo.

Bastantes años después de estos hechos, cuando ya pude viajar y fotografiar por mi cuenta, y también cuando la tracción vapor ya había finalizado, localicé a la 1701 preservada en un cocherón de la estación de Cuenca junto con otras viejas glorias del vapor tal como describí en una de las primeras entradas de este blog. 

La MZA 1701 (241-2001 en Renfe) preservada a finales de los 70 en un cocherón de la estación de Cuenca.

Otra imagen de la MZA 1701 en Cuenca

Años después fue trasladada al recién nacido Museo Nacional Ferroviario y tras una importante reparación y puesta a punto -y recobrando su "matricula" original ya que durante muchos años fue la RENFE 241 2001-, llegó a encabezar el "Tren de la Fresa" en distintas ocasiones. Después perdí su pista durante varios años hasta que ya, hace cuatro o cinco, la localicé de nuevo en la playa de vías de los talleres centrales de Villaverde. 
Vista exterior de los talleres de Renfe en Villaverde. A la izquierda puede apreciarse la inconfundible silueta de la MZA 1701. La imagen fue tomada en julio de 1992

Era lastimoso verla allí, aparentemente abandonada, a la que había sido la reina de MZA. Vinieron después buenas noticias: la 1701 se iba a los Talleres Celada de León para una nueva reparación y puesta a punto. En los dos últimos años han saltado esporádicamente noticias de que su reparación estaba a punto de finalizar. Después, y hasta ahora, el silencio. ¿Que nos podrían decir desde el Museo Nacional Ferroviario? ¿Que nos podría decir el CEHFE? Cualquier noticia sobre la 1700, será bienvenida.


Nota: Existe un curioso documento histórico perteneciente al No-Do donde se puede ver una doble tracción de 1700 en el año 1947. Se trata de la inauguración por Franco del trayecto Cuenca-Utiel con el que se completaba la línea de Madrid a Valencia por Cuenca. Aparecen dos 1700 engalanadas saliendo con el tren inaugural desde la estación de Cuenca y también atravesando uno de los viaductos mas impresionantes de este increíble tramo ferroviario. Se puede acceder a esa filmación aquí (a partir del minuto  7: 17 y sin sonido)

viernes, 27 de diciembre de 2013

Las eficaces y universales "Cuatro cuarenta"

Entrada original de diciembre de 2013, ampliada y revisada en enero de 2016


Como hemos visto en algunas entradas anteriores, RENFE fue atendiendo a la amplia demanda de servicios de cercanías y de  media distancia que se producía a finales de los 60 y principios de los 70 básicamente mediante las reformas de las unidades de la serie 436. Sin embargo, esa solución no era suficiente y, por otra parte, el Plan Estratégico de RENFE de principios de los 70 contemplaba la instauración de servicios a 140 km/h, así como una mejor atención a los servicios de cercanías. Para hacer frente a esos compromisos, la compañía decidió la adquisición de un gran número de unidades eléctricas dotadas de más comodidades y de una buena aceleración. Si bien el contrato inicial fue de 30 unidades, al final se construyeron nada menos que 255 y en su realización intervinieron la mayor parte de las empresas españolas de material ferroviario. Por otra parte, el diseño de cajas y bogies fue llevado a cabo por la suiza Schlinden y los equipos eléctricos eran de Mitsubishi.  La primera fue entregada en 1975, y la última en 1985.  Constituyeron la serie 440, la que, durante 30 años, más kilómetros ha recorrido por las vías españolas. Y quizás sea también la serie más popular por el público dada su casi continua presencia por la inmensa mayoría de la red electrificada así como por su fiabilidad y su legendaria comodidad.

Mi primer recuerdo de las 440 data de 1977. Era un tiempo en que trabajaba en Girona y me desplazaba con frecuencia a la estación de Sants de Barcelona y, desde allí, al aeropuerto del Prat. Ambos trayectos estaban servidos por estas unidades y no se me puede olvidar mi asombro en el primer viaje que hice en ellas por su aceleración, pero sobre todo por su comodidad derivada de su extraordinaria suspensión.

Ya a comienzos de los 80 viajé con frecuencia entre Madrid y Toledo y ahí estaban de nuevo las 440 haciendo esos servicios. De esos tiempos datan mis primeras fotos de estas unidades en ambas estaciones.


La 440-087 esperando a retomar su servicio a Madrid-Atocha  por Aranjuez junto al FER 409 que también cubría el servicio Toledo-Madrid, pero por la antigua línea de Villaseca de la Sagra. Los servicios por esta línea llegaban también a Atocha a partir de la clausura de la estación de Delicias (Foto: Ángel Rivera)

En marzo del 87, cuando aún no habían crecido las palmeras bajo la marquesina de Atocha, obtuve esta foto de la 440-171 que esperaba probablemente un servicio a Toledo (Foto: Ángel Rivera)

Las 440 originales sólo tuvieron una subserie, la 500. Estaba integrada únicamente por dos unidades. Se diferenciaban del resto por estar dotadas de equipo chopper y llevar la mitad de las resistencias en el techo. Durante bastante tiempo estuvieron haciendo servicios de cercanías desde la estación de  Madrid-Príncipe Pío. Allí fotografié a la 501 en octubre de 1987.




440-501 en Madrid-Príncipe Pío haciendo servicio de cercanías en octubre de 1987. Tanto esta unidad como la 502 fueron desguazadas hace ya algunos años (Foto: Ángel Rivera)
En 1989 y también en Príncipe Pío, RENFE organizó una exposición de material nuevo o modernizado. Entre el material que se presentó estaba una 440 pintada con colores de cercanías, señal inequívoca que algunas unidades de la serie iban a empezar a pasar a esos servicios cada vez más demandados y para los cuales se necesitaba material moderno y potente. De esta forma, bastantes unidades que hacían servicios regionales fueron pasando a cercanías, mientras que los servicios que abandonaban comenzaron a atenderse en buena medida por electrotrenes 432, que iban dejando a su vez los de larga distancia.

La 440-089 posa entre plantas y focos en Príncipe Pío en octubre del 89 con motivo de la presentación de material nuevo o reformado (Foto: Ángel Rivera)
A partir de ese momento el número de 440 en servicios de cercanías fue creciendo como lo atestiguan diversas fotos tomadas en la estación de Chamartín a finales de los 80 y principios de los 90.


La 126 en servicio de cercanías en Madrid-Chamartín a finales de 1989 (Foto: Ángel Rivera)




Festival de 440s en Chamartín en 1990. Dos 440 en librea de cercanías y otras dos con su decoración original (Foto: Ángel Rivera)

En 1993 se inició la gran reforma de la serie, tanto para las que prestaban servicios de cercanías como de regionales. Los cambios más importantes fueron la instalación progresiva de aire acondicionado, un nuevo interiorismo adecuado a cada tipo de servicio y la instalación de un nuevo frontal muy característico, con lo que se suprimía la puerta de comunicación entre unidades. De las 255 unidades originales se reformaron 228. De ellas, 160 permanecieron en RENFE y 68 se vendieron a Chile y Brasil. De las de RENFE, 103 se asignaron a Cercanías y 57 a Regionales. 


440 reformada y asignada a Cercanías (Foto: Railwaymanía)

En la medida en que las nuevas unidades 446, 450 y posteriormente 447, se iban haciendo cargo de las cercanías de un modo más amplio, más 440 se dedicaban a servicios regionales a los que se iban progresivamente adecuando, aún manteniendo su consideración de 440. Fue a partir de 1997 cuando se creó a partir de ellas la "nueva" serie 470,  integrada por más de 50 unidades en las que, junto con las mejoras de confort e interiorismo, se siguió manteniendo la comodidad que siempre caracterizó a estas unidades.

Como es lógico, en una serie tan larga y con tantos años en operación las reformas y subreformas han sido muy abundantes y así, entre otras modalidades menos importantes, se habla de "440 aligeradas" o "440 recicladas" . Me es imposible ocuparme de todas ellas en esta entrada y remito al lector interesado a la entrada correspondiente de Wikipedia así como a Listadotren.

A principios de 2016 todavía quedan en servicio algunas 440 reformadas adscritas al depósito de León así como no menos de 50 unidades 470. 



La 440-096 en un viaje reciente a Algodor (Foto: Ángel Rivera)
Y, al menos, nos queda una con los colores y asientos originales, la 096, del Museo Nacional Ferroviario, aunque mantenida y operada por la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid. Que siga muchos años y que se la pueda unir alguna más de las que aún están operativas.

FUENTES CONSULTADAS:

Arenillas, J: La tracción en los ferrocarriles españoles. Ed. Vía Libre. 2010

Wikipedia

Listadotren