domingo, 13 de agosto de 2017

Crónicas de la vía estrecha (XXVIII): Linares...trenes, tranvías, estaciones...


No podría acabar este recorrido por la vía estrecha andaluza sin dedicar una entrada, -aunque sólo sea "a vista de pájaro"- al gran emporio ferroviario que durante gran parte del siglo XX se desarrolló en la zona de Linares, capital de la comarca de la Sierra Morena jiennense. Dos fueron las causas principales de ello: Por un lado, la importante producción minera de la zona (plomo y en menor medida plata) y, por otra, la necesidad de la vecina comarca de La Loma para disponer de un acceso al ferrocarril. Todo ello dio como resultado el establecimiento de tres estaciones de ferrocarril convencional, una línea de vía estrecha hasta La Carolina y una compleja red de tranvías, que llegó a extenderse hasta Úbeda y Baeza. Un verdadero laberinto ferroviario que a mi -y supongo que quizás también a otros aficionados- me ha llevado tiempo comprender bien. 




Esquema general del "emporio" ferroviario de Linares: Tres líneas de ferrocarril de ancho ibérico. Un ferrocarril de vía estrecha y una amplia red de tranvías (Dibujo: Pedro Pintado)

La historia comenzó cuando, en la construcción de la línea férrea de Manzanares a Córdoba por parte de MZA, se evitó el paso por Linares debido a que su altitud complicaba el trazado en el descenso desde Sierra Morena al valle del Guadalquivir. Se estableció así en 1874 la estación denominada "Baeza" -la futura Linares-Baeza- bastante distante de esta ciudad aunque algo más cerca de Linares. Sin embargo, pensando en la importancia del tráfico minero, la propia MZA tendió en 1877 un ramal de diez kilómetros desde un lugar de la línea principal denominado Vadollano hasta la estación de Paseo de Linarejos en Linares y prolongado después hasta la zona minera de Los Salidos. Este ramal estuvo en funcionamiento hasta 1985.


Años más tarde, hacia 1893, la Compañía de Andaluces, escogió Linares como inicio o final de la luego denominada "vía del aceite" que venía desde Camporreal y levantó la estación de Linares-Zarzuela. Era una línea que nació con la vocación de trasladar el plomo de Sierra Morena al puerto de Málaga sin depender de líneas de la MZA, si bien con el tiempo se orientó hacia el transporte agrícola. Por fin, en 1904, la Compañía del Sur de España, tras haber establecido el inicio de su línea a Almería en la estación de Baeza -que se denominó Baeza-empalme-, decidió llegar al mismo Linares, prolongando el recorrido a través de una fuerte pendiente y estableciendo allí la estación de San José o de Almería. 


Este detallado esquema permite entender un poco mejor la estructura ferroviaria de Linares. A la estación de Zarzuela llegaban los trenes de Andaluces procedentes de Jaén y Puente Genil. Junto a esa estación estaba también la del ferrocarril de vía métrica hacia La Carolina. A la estación de Paseo de Linarejos llegaba MZA desde el empalme de Vadollano y a la de San José llegaban los trenes del Sur de España tras una penosa subida desde Baeza-empalme. Por su parte, la línea tranviaria atravesaba la ciudad desde la Fundición de La Tortilla al oeste hacia San Roque por una parte y hacia Baeza-empalme por otra (dibujo: Pedro Pintado)


a) Los tranvías de Linares

De forma paralela, durante todos aquellos años, se detectaba la necesidad de solucionar el transporte hacia las distintas explotaciones mineras que rodeaban la ciudad del personal que trabajaba en ellas, así como de distintas mercancías. Ese fue el motivo del desarrollo de una amplia red de tranvías a iniciativa del industrial linarense Antonio Conejero. Se inauguró en 1904 con dos ramales: uno hacia la fundición de plomo de La Tortilla y otro hacia la mina de San Roque. Pocos años después, la línea tranviaria unía también las tres estaciones de ferrocarril antes citadas, y en 1914, estando ya la compañía bajo la propiedad de la Compagnie d'Electricité et de Traction d´Espagne, se extendió hasta la estación de Baeza-empalme para conectar con el tranvía de La Loma, al que a continuación me referiré. También enlazaba en San Roque con el pequeño ferrocarril de vía estrecha hasta La Carolina al que también haré referencia.

Esta red de tranvías, Tranvías de Linares (TL), llegó a contar con doce coches motores, diecisiete remolques y diecisiete vagones para mercancías. 

El M-7 de T.L. (Tranvías de Linares) con un remolque no identificado en 1961 (J. Aranguren)

Otra vista del M-7 probablemente en la zona de cocheras (J. Aranguren) 


El nº 11 en septiembre de 1965 (J. Aranguren)

También en 1965 Jeremy Wiseman obtuvo esta hermosa foto en color del nº 1 pasando por delante del santuario de la Virgen de Linarejos en su camino hacia San Roque


El nº 8 (M. Salinas)


Paso del tranvía de Linares bajo las vías de MZA en su camino hacia Baeza-empalme ( M. Salinas)


El nº 3 con un remolque no identificado, asciende desde la estación de Baeza-empalme o Linares-Baeza (J. Wiseman)


El nº 7 llega con el remolque R-24 a Linares procedente de la estación de Linares-Baeza. Abril de 1964 (J. Wiseman)

La situación económica de la compañía en 1932 -y de una segunda compañía que mantuvo la concesión durante tres años más aunque con contínuas pérdidas- dio lugar a que a partir de 1935, fuera la Explotación de Ferrocarriles por el Estado (EFE) quien se hiciera cargo de la explotación. Durante la posguerra las inversiones existieron pero fueron más bien escasas. El servicio se fue degradando cada vez más, al tiempo que el negocio minero también descendía claramente. Sin embargo, en el contexto del denominado Plan Jaén se planificaron -y llegaron a hacerse- importantes inversiones para mejorar tanto la infraestructura como los vehículos. Pero de forma absolutamente sorprendente el 13 de enero de 1966, se decidió el cierre definitivo del servicio de tranvías, no se sabe si por las presiones del Banco Mundial para el cierre de líneas deficitarias o por oscuros intereses políticos.

b) El Tranvía de La Loma

Por su parte, el denominado Ferrocarril o Tranvía de La Loma, tuvo su origen en el deseo de las poblaciones de esta comarca -singularmente Úbeda y Baeza- para tener un acceso al ferrocarril, una vez que la Compañía del Sur de España abandonó sus proyecto inicial de establecer su recorrido hasta Almería por estas zonas. Se decidió así el establecimiento de una línea ferroviaria -que finalmente fue tranviaria- entre la estación de Baeza-Empalme y el santuario de la Yedra, lugar donde se bifurcaban dos ramales, uno  para Baeza y otro para Úbeda. La propiedad y la explotación de esta línea correspondían a la empresa Tracción Eléctrica La Loma (TELSA) estuvo siempre muy unida a la de los Tranvías de Linares con la que también compartió material dado que el ancho de vía (un metro) y tensión de alimentación (600 V) eran similares. En cualquier caso contó como material propio con dos locomotoras eléctricas, cuatro coches tractores, seis remolques y cuarenta y seis vagones de mercancías. También a partir de los años treinta su explotación tuvo que ser asumida por EFE y cuando, tal como en el caso anterior, ésta se iba a relanzar a principios de los sesenta con la construcción de una estación subterránea y el envío a la línea de una partida de los nuevos automotores Naval, se decidió su cierre siendo destinados parte de ellos al ferrocarril del Guadarrama.
 
Un pequeño tren de mercancías de La Loma con una locomotora eléctrica en cabeza (autor desconocido)


Un tren de mercancías de La Loma encabezado por un furgón automotor junto a las cocheras del Tranvía de Linares. Desde la asunción de ambas compañías por EFE, la explotación era prácticamente conjunta (M. Salinas)


Una excelente panorámica del coche motor nº 11 (M. Salinas)

El nº 5 en la estación de Baeza-Ciudad en 1961 (J. Aranguren)

El nº 11 en Úbeda en mayo de 1964 (J. Wiseman)

c) El ferrocarril de Linares a La Carolina

Por fin, el pequeño ferrocarril de vía estrecha inaugurado en febrero de 1910 con la denominación de Ferrocarril de Linares a La Carolina y prolongaciones, que unía a estas poblaciones con un recorrido de 28 km, tenía como objetivo el transporte de material hacia las explotaciones mineras y el transporte de mineral hacia Linares. Una vez al día prestaba un servicio de viajeros de ida y vuelta y su tracción siempre estuvo encomendada a locomotoras de vapor. Dispuso de seis locomotoras tipo 040T, numeradas del 1 al 5, fabricadas todas por Saint Leonard en 1908 excepto la última, la nº 10, que lo fue en 1925 y que fue adquirida a Minas del Centenillo en 1943.  Se conocen los nombres de las cuatro primeras: "La Carolina", "Linares", "Los Salidos" y "San Roque". Por lo que se refiere al material para viajeros disponía de un coche break, dos coches de segunda clase, cuatro de tercera, tres mixtos y cuatro furgones. Para las mercancías tenía 11 vagones abiertos y 129 cerrados. Su explotación cesó el once de octubre de 1961 por su gran déficit acumulado. Dos de las locomotoras quedaron apartadas en Linares y una en La Carolina sin que se conozca si fueron ofertadas en la subasta que se llevó a cabo ese mismo año ni cuál pudo ser su destino final.
La "Carolina y Prolongaciones" C.P. N.2 probablemente en al estación de La Carolina (Javier Aranguren) 
El coche de viajeros A 01 de C.P. (J. Wiseman)

d) Lo que permanece

De todo aquel emporio ferroviario hoy sólo queda la estación de Linares-Baeza, ya con un tráfico mucho más reducido desde que se establecieron las conexiones de alta velocidad con Andalucía. Quedan también el coche motor nº 10 y el furgón automotor JM-25, ahora preservados en Linares. 


El T.L. 10 restaurado (Diario Jaén)

El furgón automotor JM-25 restaurado

Y queda la estación subterránea que nunca llegó a ser y que se hubiera convertido si los planes del Gobierno se hubieran rematado en un eficiente centro de transporte interurbano.


La estación subterránea hubiera supuesto la conexión entre el tren convencional y la red de tranvías de Linares y de La Loma (autor desconocido)

De todos modos en la zona todavía se confía en el establecimiento de algún sistema ferroviario, bien tren de cercanías, bien trem-tram que ayude  a revitalizar la actividad de estas comarcas jiennenses de Sierra Morena y La Loma


BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Aranguren, J. (1992): Automotores españoles. Autoedición

Cuéllar, D. (2005): La vía estrecha en Andalucía: De los ciclos mineros al desarrollo urbano. En "Historia de los Ferrocarriles de Vía Estrecha en España" Vol. I. Ed. Fundación de los Ferrocarriles Españoles

Wiseman, J. (2008): Trenes y tranvías del sur de España. Editorial Trea

Ferropedia 




miércoles, 9 de agosto de 2017

Las tracciones térmica y eléctrica en RENFE (VII R) Aquellas primeras "sietemiles" (NORTE/RENFE 7001 A 7012 Y 7101 A 7125)


1928

Norte comienza las electrificaciones en Cataluña y País Vasco con las 7000 y 7100


A principios de la década de los veinte del siglo pasado, la Compañía del Norte comenzó a estudiar la electrificación de algunos de sus trayectos en zonas de Cataluña, País Vasco y Madrid. Los objetivos eran, por una parte, la mejora del tráfico de cercanías, y, por otra, el incremento  de velocidad en trenes de viajeros, sobre todo en zonas accidentadas teniendo en cuenta el progresivo aumento de tonelaje en los trenes a remolcar. Además, en el caso del País Vasco se quería dar una mejor imagen a los viajeros procedentes de Francia donde ya se llegaba hasta la frontera con tracción eléctrica y velocidades mucho mayores de las que podía ofrecer Norte. En este contexto, los trayectos a electrificar eran los de Barcelona a Manresa, Barcelona a Ripoll y San Juan de las Abadesas (en este caso para agilizar el tráfico de trenes de carbón); Alsasua a Hendaya y Madrid a Ávila y Segovia. 

Si bien la electrificación de Pajares se había hecho unos años antes a 3000 V con tecnología norteamericana, una vez acabada la Primera Guerra Mundial ya se podía recurrir de nuevo a las factorías europeas. Como éstas trabajaban básicamente con la tensión de 1500 V, Norte optó por ella por razones técnicas y económicas. Por lo que respecta al material de tracción se estimó necesario en un principio contar con 22 locomotoras para la red catalana (series 7000 y 7100), quince más para la zona vasca dedicadas a trenes de viajeros y mercancías (también 7100) y otras doce de más potencia y velocidad para esta misma zona pero dedicadas al arrastre de expresos y rápidos (serie 7200). Por otra parte se decidió adquirir 38 unidades eléctricas para las diversas zonas, que constituyeron el inicio de la numerosa serie 300. 

Mientras que las electrificaciones catalanas se inauguraron en 1928 y la vasca en 1929, (año en que también se inauguró la tracción eléctrica en el Transpirenaico de Ripoll a Puigcerdá), el advenimiento de la Guerra Civil paralizó los proyectos de Madrid a Ávila y Segovia. Debieron ser ya llevados a cabo por RENFE durante los años cuarenta y la tracción corrió a cargo de las entonces nuevas series 7400 y 7500, si bien estuvo operativa durante muchos años una locomotora prototipo que, por su complejidad, no tuvo descendencia: la 7301. Pero, de momento, dedicamos esta entrada a las 7000 y 7100.


Como comentaba más arriba, tras el éxito obtenido por Norte en la electrificación de la rampa de Pajares, la compañía decidió ampliar sus electrificaciones a algunas zonas que, por su tráfico o perfil, lo requerían urgentemente. Se escogió, a diferencia del caso de Pajares,  la tensión de 1500 V en vez de la de 3000. Las razones  eran  la mayor facilidad de adquisición y mantenimiento de material de tracción (locomotoras y unidades eléctricas) a esa tensión y su menor coste. Se decidió empezar por los tramos Barcelona-Manresa (en la línea de Zaragoza a Barcelona por Lérida) y Barcelona-San Joan de les Abadesses en Cataluña y Alsasua-Hendaya en el País Vasco. 


En Cataluña se decidió la electrificación de Barcelona a Manresa así como la de Barcelona-Moncada-Ripoll-San Juan de las Abadesas. En Ripoll se enlazaría con el tramo Ripoll-Puigcerdá del Transpirenaico oriental mientras que la extensión de diez km entre Ripoll y San Juan de las Abadesas pretendía agilizar el transporte de carbón que se extraía en esa zona. (Geografía de los Ferrocarriles Españoles de H. Lartilleux)
Con la electrificación del trayecto Alsasua-Hendaya se trataba de conseguir una mayor velocidad y capacidad de los trenes a y desde la frontera francesa. Posteriormente el radio de acción de estas locomotoras se amplió a Miranda de Ebro, Bilbao y finalmente Burgos. (Geografía de los Ferrocarriles Españoles de H. Lartilleux)


Para la adquisición de las locomotoras de las líneas catalanas y tras múltiples estudios, Norte publicó un concurso en mayo de 1926 en el que se solicitaban veintidos locomotoras eléctricas tipo Co-Co con un peso de 15 toneladas por eje, una longitud entre topes de unos 14 metros, una potencia continua de 1638 CV y unihoraria de 2010 CV. Fue adjudicado al consorcio formado por Oerlikon, Schindler y Euskalduna. 



Cartel publicitario de la compañía Oerlikon

 Durante el proceso de diseño se comprobó que las locomotoras daban más potencia de la solicitada y también presentaban un mayor peso por eje, debido todo ello a las distintas mejoras introducidas. Como la limitación de ese peso era condición indispensable para la línea de San Joan, se decidió que diez ellas adoptaran la disposición 1Co-Co1 mediante la adición de un capot y un bisel en cada extremo. Así se se consiguió pasar de un peso de 17 toneladas por eje al solicitado de 15. Esta cuestión explica la extraña imagen estética en estas locomotoras al variar el proyecto original.


Al tener características algo diferentes, la que iba a ser la serie 7000, se desdobló en la 7000 propiamente dicha con doce vehículos y la 7100 con diez. De forma casi inmediata, en julio de 1927, Norte amplió en 15 unidades más el pedido de esta última serie, ya que su configuración se consideró muy adecuada para el trayecto Alsasua-Hendaya, que tenía parecidas limitaciones de peso en algunos puentes metálicos.

Las 7005 y 7105 en una antigua postal de la Compañía del Norte. Ambas series sólo se diferenciaban en la existencia de un capot y bisel en ambos extremos en las 7100, algo que a mi juicio, tanto las afeaba.

Como apuntaba más arriba las, en total, 37 locomotoras fueron construidas en su parte eléctrica por la compañía suiza Oerlikon mientras que la mecánica corrió a cargo de la también suiza Schindler y la española Euskalduna, que se ocupó así mismo del montaje. Tenían dos bogies con tres ejes motores cada uno y disponían de una potencia continua de unos 1800 CV. Su esfuerzo de tracción era de 14040 kg. El freno era eléctrico de recuperación y de vacío. En lo que sí diferían lógicamente en el peso por eje, que en el caso de las 7000 era de 17 toneladas y de 15 en el caso de las 7100


Cabina de conducción de las 7000/7100. Obsérvese el cómodo asiento del maquinista  (Oerlikon)
Zona de contactores desde el pasillo lateral (Oerlikon)

Su color era el azul oscuro, típico de la Compañía del Norte. En el frontal aparecía el faro superior y ocasionalmente un farol rojo. Los topes eran redondos y la matrícula figuraba entre los topes en las 7000 y en el frontal del capot en el caso de las 7100.



La 7004 en Barcelona, en los tiempos de Norte. Obsérvese la colocación de las inscripciones en la traviesa delantera (foto: Narcís Cuyás)



La 7003 en los años cuarenta y todavía con el rótulo de Norte pasa por la estación de Premiá de Mar en cabeza de un tren compuesto por coches Harland (Autor desconocido/ a través de Carlos Guasch)
La 7009 en Barcelona en 1955 (Schneir)

Las destinadas a Cataluña fueron asignadas al depósito de Barcelona-Vilanova, mientras que las del País Vasco se repartieron entre Irún y Alsasua. Durante muchos años se ocuparon de todo tipo de trenes -incluidos los de mercancías- en todas estas zonas con muy buenos resultados. 


La 7105 con un tren de Barcelona a Manresa (colección César Mohedas)

La 7125 en Ripoll... ¿quizás con el "correo de Puigcerdá"? (foto: autor desconocido)

Al pasar a RENFE modificaron su librea original azul con ribete rojo a la verde oscura, con traviesas frontales y pantógrafos en rojo. Progresivamente los topes pasaron a ser cuadrados y el farol rojo quedó sustituido por faros inferiores de luz blanca y superiores de luz roja.


En 1948 extendieron su radio de acción a Mataró, cuando se inauguró la electrificación entre esta ciudad y Barcelona, coincidiendo con la conmemoración del centenario del primer ferrocarril español peninsular. 

Una 7100 en Pont de Marina, Barcelona. A su izquierda una unidad eléctrica de la serie 300  (colección Eduard Ramirez)
La 7122, ya en RENFE, en el depósito de Barcelona-Vilanova (foto: archivo Eduard Ramírez) 

La 7113 en San Vicente del Castellet, donde se efectuaba el cambio de tracción (foto: archivo Miguel Vila)
La 7101 en una posición poco agraciada tras sufrir un accidente entre La Farga y Ripoll (foto: Francesc Ribera)


La 7125 en Alsasua en 1955 (Foto: J. Schnabel/Forotrenes)
Limpiando el foco (autor desconocido)

Un ejemplar de la serie 7100 (Foto: RENFE)

Cuando se llevó a cabo la electrificación a 3000 V en algunas líneas catalanas, y con la llegada de las 7600, RENFE  decidió pintar  a las 7000 y 7100 con el mismo color verde turquesa de aquellas. 


Aunque, que yo sepa, la foto no está documentada, la aparición de un TAF y de una dresina de electrificación podría hacernos pensar en los primeros años sesenta. Aunque en blanco y negro, se ve que la 7003 lleva la librea verde turquesa de las 7600. El lugar es Barcelona-Término ( autor desconocido)
La 7003 por Centelles en la línea de Barcelona a Ripoll  y San Juan de las Abadesas (autor desconocido/ a través de Carlos Guasch)

Una 7000, en color verde turquesa fotografiada en Tortosa. Su paso por esta ciudad podría justificarse al dirigirse periódicamente estas locomotoras a los talleres valencianos de MACOSA para reparaciones o mantenimiento  (autor desconocido)
A medida que la electrificación a 3000 V. avanzaba en Cataluña, tanto las 7000 como las 7100 que allí estaban pasaron a los depósitos citados del País Vasco. La mayoría de las 7100 sufrieron una gran modificación al suprimírseles los biseles y capots extremos, quedando ya con la misma imagen de las 7000, aunque conservando su numeración original y pasando de nuevo a la librea verde oscura con franja amarilla. Fueron dedicadas a la tracción de trenes ómnibus y de mercancías.


De nuevo juntas en una imagen, pero ahora en Miranda, las 7005 7105 (autor desconocido/ a través de Pacheco/Forotrenes)
La 7001 en cabeza de un tren con típicos coches de Norte. 1962 (Harold Navé)


La 7103 en Miranda de Ebro, ya sin los biseles extremos (Postal de ediciones Casponsa)



Una imagen realmente interesante: En la estación de Miranda la 7006 posa junto al tándem de 350 destinado al remolque del Talgo III entre Miranda y Bilbao. Debía ser hacia el año 1972 o 1973 (Jordi Escudé/Forotrenes)
La 7108 en Miranda, aún sin reformar (Postal EUROFER)


Aunque la calidad de la reproducción no es buena, la foto es del todo testimonial: En Miranda, en el año 1964, dos sietemiles en distintos tonos de verde (señalando su procedencia)  posan junto con una mítica 4600 ( Robert F. Collins)
Otra 7000 "catalana" en Miranda, todavía con el color verde turquesa. Obsérvese las "joyas" que la rodean (foto: autor desconocido)
Doble de "sietemiles" en Bilbao en 1964 (Eduardo González)



                                   La 7119 dando la doble a una 7200. Alsasua, julio de 1968 (Carlos Escudero)
La 7115 en Alsasua en abril de 1973 -ya casi una reliquia- con cuña quitanieves....y, al parecer, periódicos en las rejillas laterales para aminorar la entrada de aire frío (Josep Miquel)

Poco a poco se fueron dando de baja al ser sustituidas por las bitensión 279 y 289. Su último reducto fue Miranda de Ebro, donde las supervivientes fueron definitivamente desguazadas a finales de los setenta.



La 7106 a la espera de su desguace en Miranda (Foto: autor desconocido)
Y también, la 7102...(foto: autor desconocido)

 Una vez más hay que lamentar que, de series tan emblemáticas, sólo se conservara un ejemplar: la 7001, que se encuentra en el Museo de Vilanova aunque desprovista de sus equipamientos eléctricos. 


La 7001 en Vilanova entre dos mitos: la 7206 y la panchorga 7807 en el Museo de Vilanova. (Foto: Ángel Rivera)
Aunque la locomotora se encuentra en la zona exterior del Museo, la amplia remodelación que se está llevando a cabo en el mismo deberá permitir su exposición en una sala a cubierto. Esperemos que sea lo antes posible. 


BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

 Moragas, A. (1997): Locomotoras 12. Norte: 7001/12 y 7101/25. MAF editor. Barcelona.


Roca, J. (2016): La tracción  a 1500 V en RENFE. Editorial Maquetren.


Calvera, J. (2016): Fichas material motor RENFE 1941-2016. Editado por Gestión Ferroviaria.


Forotrenes