En 1937, la Compañía del Norte adquirió seis automotores térmicos a la casa Ganz, de Budapest y los matriculó como WMD 201 a 206. Mas tarde, Renfe los englobó en la serie de automotores 9200 con los números 9209 a 9214. En la misma serie se encontraban las "littorinas" Fiat 9215 a 9222 junto con algunos primitivos automotores Renault. En 1956 tuvieron una gran reparación dándolos unas características interiores parecidas a los de los TAFs.
Mi primer contacto con los Ganz fue a mediados de los 60 cuando durante un tiempo estuvieron cubriendo el servicio directo Cuenca-Toledo. Creo que el automotor salía de Cuenca sobre las siete de la tarde, hacía en Santa Cruz de la Zarza el cruce con el semidirecto Madrid-Cuenca y llegaba a Toledo poco antes de las once de la noche. En sentido contrario arrancaba de Toledo sobre las seis de la mañana para llegar a Cuenca a eso de las diez.
Fue justamente en la estación de Santa Cruz donde los vi por primera vez. Me llamó la atención su línea sencilla y elegante, algo alejada de los perfiles "aerodinámicos" (en el fondo simplemente el frontal inclinado) de las "littorinas" Fiat que cubrían el servicio Madrid-Valencia-Madrid por Cuenca o de los Renault ABJ que alguna vez también lo hacían. Pude viajar en los Ganz con alguna frecuencia entre Santa Cruz y Toledo. A estas alturas de su vida andaban ya un poco achacosos -tenían ya 30 años- y recuerdo algunas incidencias tales como las dificultades una noche entre Aranjuez y Toledo para embragar las velocidades (tenían transmisión mecánica) y, no sé si esa misma noche u otra, cuando por alguna avería, en las aceleraciones nos entraba humo del escape por los conductos de la calefacción. Y también mi maravillosa sensación de salir una mañana de Toledo en uno de ellos y encontrarme yo sólo en plena madrugada como único viajero.
Los Ganz andaban fundamentalmente por Levante y Murcia y creo que al menos durante bastantes años tenían su base en Águilas. Cubrían algunos servicios tan míticos como el Granada-Murcia. Supongo que él que hacía el Cuenca-Toledo debería pertenecer al depósito de Águilas, o de Valencia y el viaje a Toledo debería ser como una extensión de algún servicio Valencia-Cuenca y viceversa. Tengo también la sensación de que alguna vez sustituyeron a los automotores "Zaragoza" en el servicio Villacañas-Santa Cruz de la Zarza pero no podría asegurarlo.
Años después, a finales de los 70, me volví a encontrar con un miembro de la familia, el 9212, en la estación de Príncipe Pío con otro material destinado al entonces futuro Museo del Ferrocarril. Al menos aparentemente, se encontraba en buen estado como demuestran las fotos que aquí acompaño. Me alegré de que, al menos uno de ellos, fuera preservado.
Ganz 9212 en Príncipe Pío. Finales de los 70 |
Frontal del 9212. Príncipe Pío, Madrid. Finales de los 70 |
Pero la alegría fue decayendo. En unas jornadas de puertas abiertas, quizás a finales de los 90, aunque no lo recuerdo bien, pude ver al 9212 en el cobertizo exterior del Museo esperando su restauración junto con otras piezas; todavía su estado era aceptable. Sin embargo, en sucesivas visitas al exterior de ese cobertizo, he ido observando su degradación progresiva: pintadas, roturas de cristales y hasta signos de un posible incendio en su interior, me hacen pensar que su recuperación puede ser ya labor imposible.
El Ganz 9212 apartado en el cobertizo exterior del Museo del Ferrocarril. La degradación es impresionante y tristísima. La foto es del año 2012. |
Y una vez mas me pregunto: si no hay dinero para reparar estas valiosísimas piezas del cobertizo...¿no lo puede haber al menos para habilitar una nave para su conservación mas adecuada hasta que al menos se les pueda poner en disposición de aparecer en exposición estática? No dudo de la buena voluntad de los responsables del Museo y algunas pruebas han dado y dan - ahí están las colaboraciones para salvar algunas piezas como "La Bonita" y el ABJ-...pero....¿por qué no nos cuentan algo mas a los aficionados sobre el presente y futuro de estas piezas? De un modo u otro no pueden seguir en ese proceso de destrucción lenta y continuada: al menos, una nave cerrada y vigilada...¡hay importantísimos tesoros todavía ahí fuera!