Me ha resultado muy interesante -y sobre todo reconfortante- la noticia que acabo de leer en Via Libre en relación con la celebración de la III Jornada sobre Patrimonio Histórico Ferroviario que tuvo lugar en Barcelona el pasado 16 de mayo.
Antes de nada hay que reconocer al acierto y la sensibilidad de los Ferrocarrils de la Generalitat de Cataluya (FGC) por promover y llevar adelante una vez más esta Jornada, ya que no lo hace ninguna otra institución a nivel estatal como por ejemplo la Fundación de los Ferrocarriles Españoles (FFE) si bien debe reconocerse que ha participado en la misma. Por otra parte cabe también alegrarse de la categoría y la representatividad de los ponentes que participaron así como del gran interés de las presentaciones y debates. Es importante ver para los aficionados de a pie, como soy yo, que la preocupación por la preservación y utilización del material histórico ferroviario sigue viva y que todavía puede haber esperanza de lograr un cierto avance y recuperación.
Mesa de la III Jornada sobre Patrimonio Histórico Ferroviario |
Una conclusión fundamental que ha emergido de la Jornada es el importante e irrrenunciable papel que en todo ello juega las asociaciones de aficionados. Estoy totalmente de acuerdo; sin embargo me parece también irrenunciable -y en la noticia no he leído nada sobre ello- la involucración y colaboración de las Administraciones Públicas tal como lo hacen en otros museos y actividades de conservación de distintos patrimonios culturales. ¿Po qué no en los museos ferroviarios y en actividades de difusión y divulgación de algo que está en las raices de nuestra historia industrial y cultural? ¿Por qué esa discriminación?
También echo de menos una mucho mayor involucración en estas tareas de las grandes empresas constructoras de infraestructuras y de material ferroviario. Que importante sería que dedicaran una ínfima parte de sus beneficios a la restauración del material histórico y a darlo a conocer de forma viva y directa a las nuevas generaciones. ¡Cuantos beneficios de imagen podrían obtener! Y no nos engañemos, si no hay una aportación económica por su parte, los aficionados por sí mismos no podrán ya rescatar ni poner en valor el material que se está perdiendo minuto a minuto.
En cualquier caso, para que un buen proyecto de recuperación sea efectivo y merezca confianza hace falta que exista un plan director ampliamente consensuado. En él deben estblecerse claramente objetivos y prioridades de forma realista así como el papel y las contribuciones a llevar a cabo tanto por las administraciones públicas, empresas, asociaciones de aficionados y hasta de los aficionados "por libre" que también estemos dispuestos a colaborar. El esfuerzo conjunto, y sobre todo la sinergia y sintonía que se establecerían, darían alas a los proyectos. Pues bien, creo que también se habló sobre un plan de este tipo en la Jornada pero lo que no parece que se dijera es quien sería la institución responsable de ese Plan y la forma de llevarlo a cabo.
¿Por que no la Fundación de los Ferrocarriles Españoles? La Fundación arrastra desde hace muchos años una imagen muy deficiente entre los aficionados por la política que ha llevado en cuanto a la conservación del patrimonio histórico. Incluso en ese mundillo se la ha llegado a llamar "La Fundición". No soy quien para juzgar estas políticas porque no conozco de cerca las interioridades del problema, pero lo que si sé es que grandes e importantes piezas de ese patrimonio se han perdido y otras están ya en situación casi irrecuperable. Y que el vapor -aún con interesantes acciones e iniciativas de algunos museos y asociaciones- lo estamos perdiendo, tanto en cuanto a material disponible como en savoir faire en conducción y mantenimiento.
Sería pues el momento en que la Fundación retomara el papel que nunca debió perder. Pero un papel integrador, transparente y cercano. Es fundamental por otra parte que se involucren en ella, como patronos o colaboradores, las grandes empresas a que antes me refería y en ello creo que algún papel debería jugar el Ministerio de Fomento. Y también debería conceder un papel mayor y más representativo a las asociaciones de aficionados.
Y si todo ello no fuera posible, que no veo las razones para que no lo sea- al menos mantener con la mayor dignidad posible sus Museos y piezas en exposición o preservación. Ante todo respeto profundo a todas ellas y a lo que representan en cuanto a técnica, historia, trabajo de mucha gente y ¿por que no? a los sentimientos de gran número de personas. Por favor, que no sea necesario para financiarse recurrir a mercadillos con tenderetes que utilizan a veces como expositores a las viejas locomotoras sin ningún pudor ni conciencia de lo que son y representan. Por supuesto que los museos no pueden ser estáticos y deben captar nuevos públicos....pero esos nuevos públicos lo que deben sentir antes que nada es el respeto y el cariño que debe darse siempre a ese material; si no es así se conseguirá el efecto contrario.
Para finalizar, traigo al recuerdo un editorial que publicó la prestigiosa revista Carril allá en los años 80 del pasado siglo donde ya se lamentaba de la mala política de conservación del patrimonio ferroviario español. Han pasado ya unos treinta años desde entonces ¿Hemos avanzado sustancialmente? ¿Se puede seguir manteniendo esta situación? ¿Es ya el momento de despegar de una vez?