domingo, 21 de junio de 2015

Historias del vapor (XVI): Unas "gallegas" ilustradas (RENFE 220-2011/2019)

Cuando visito el Museo del Ferrocarril de Delicias, siempre me gusta detenerme en una de las salas interiores donde figuran expuestas en sus paredes las placas de construcción, pero también de nombres, de diversas locomotoras españolas. Con la desaparición de las talgas genuinas quizás se haya perdido para siempre la práctica de bautizar locomotoras, algo que estuvo relativamente extendido a finales del siglo XIX y principios del XX. Normalmente se trataba de nombres de políticos, banqueros o ingenieros o bien de localidades por donde pasaba el ferrocarril. Quizás nada práctico pero con un punto de emoción y personalidad que acercaba más al público a su ferrocarril

Pues bien, la serie de locomotoras de las que hoy me ocupo adquiridas entre 1882 y 1884 por la Compañía del ferrocarril de Asturias, Galicia y León (AGL) gozaron de ese privilegio, y no sólo ellas sino otras series de la misma compañía. Voy a seguir a grandes rasgos su historia apoyándome como en tantas ocasiones, casi exclusivamente, en el imprescindible libro de Fernando Fernández Sanz Locomotoras de la Compañía del Norte.

La AGL se creó en 1880, tras la adquisición en subasta pública de la anteriormente quebrada Compañía del Noroeste o de Palencia a Ponferrada, que casi desde la fecha de su creación en 1862 siempre mantuvo una delicadísima situación económica. Sin embargo, la nueva compañía empezó con fuerza dado que estaban tras ella un sindicato de banqueros franceses e incluso la Compañía del Norte, quizás con la intención de absorberla en unos pocos años, tal como realmente ocurrió. Y la fuerza se demostró con creces a través de unos pedidos iniciales de 36 locomotoras tipo 030 y 24 del tipo 220, que parecen exagerados para las necesidades de aquellos momentos y que es posible que tuvieran como propósito una posterior renovación  del parque motor de la Compañía del Norte pero beneficiándose de este modo de algunas franquicias arancelarias.


Estas veinticuatro 220 estaban pensadas para prestar servicios en las zonas más llanas de las líneas de la Compañía y muy especialmente entre Palencia y León. Fueron fabricadas por la casa Hartmann y correspondían al modelo más avanzado de la época para máquinas de gran velocidad. Estaban dotadas de una gran estabilidad, tanto por el diseño de su bogie delantero como por la colocación  del último eje tractor bajo el hogar. Su potencia era de 653 CV, su esfuerzo de tracción de 4420 kg, su timbre de 10 kg/cm2 y la distribución  era exterior (una novedad entonces) mediante sistema Allan

La 74, Verea (Foto: Album Compañía del Norte)
En 1882 se recibió el primer lote de 12 máquinas, el 1883 once más y en 1884, la última. Fueron numeradas del 71 al 94 y, como ya apuntaba antes, todas recibieron nombres de personajes famosos tales como Magallanes, Fray Luis de León, Hernán Cortés o Berruguete.

La número 80 Ayala en el depósito de Monforte de Lemos. Parece lógico que esta imagen esté tomada antes de su paso a la Compañía del Norte en 1885 o muy poco tiempo después, ya que al hacerlo pasaron ¿todas? a la línea Madrid-Irún. En  cualquier caso, de acuerdo con el comentario enviado por Guillermo Bas (véase más abajo), esta imagen es un fotomontaje en el que a la foto de la locomotora se le ha superpuesto otra de la rotonda de Monforte. (Foto: Archivo El Correo Gallego)

La 84 Padre Isla (Foto de autor desconocido. A través de Pacheco/Forotrenes)
Cuando en 1885, y como era de esperar, la Compañía del Norte absorbió a la AGL, estas máquinas rejuvenecieron mucho su parque motor en el que conservaron la misma numeración. En esta compañía se las conoció como Las Gallegas y se cuenta que hacían de un tirón el recorrido de Madrid a Irún, si bien cambiando de ténderes en Valladolid y Miranda de Ebro.

Una gallega no identificada en cabeza del ¿expreso de Madrid? en la estación de Irún (Foto: archivo F. Fernández Sanz)

Tras ser relevadas de estos servicios, muy a principios del siglo XX, unas quedaron asignadas a  servicios de cercanías en la zona de San Sebastian y otras hacían recorridos entre Miranda de Ebro y Zaragoza, ciudad donde finalmente fueron concentradas para cercanías y para servicios en la línea de Canfranc. 

Cuando se constituyó RENFE ya sólo quedaban nueve ejemplares. Formaron la serie 220-2011/2019 y mantuvieron sus placas originales con sus nombres.  Prestaron servicio en los depósitos de Lérida, Zaragoza-Arrabal y Miranda. Fueron causando baja poco a poco, si bien en el inventario de 1954 todavía quedaban cinco en Lleida y una en Miranda, aunque se desguazaron al año siguiente. Todavía quedaba una esperanza de haber conservado un ejemplar de esta importante y significativa serie ya que la en la Azucarera de Toro todavía quedaba  a principios de los 70 la número 87 Ercilla que había sido vendida por la Compañía del Norte a otra azucarera. Pero, una vez más, nadie se interesó por su preservación y hoy nos es imposible contemplar a una de las mejores locomotoras de viajeros de finales del siglo XIX. 

NOTA: No me ha sido posible encontrar ninguna imagen de la etapa de estas locomotoras en RENFE ni de la 87 en ninguna de las dos azucareras donde sirvió. Si algún lector dispusiera de alguna de ellas, me encantaría incluirla en esta entrada.

BIBLIOGRAFÍA: 

Fernández Sanz, F: Locomotoras de la Compañía del Norte. Tomo II de la Historia de la Tracción Vapor en España. Revistas Profesionales, 2011.