miércoles, 27 de septiembre de 2017

Las tracciones térmica y eléctrica en RENFE (XIV R): Los "zaragozas" salen a escena (I): Los Torralba a Soria y Central de Aragón (TS-1; A1 a A3/RENFE 9014 a 9016 y 9033)


1933

Los "zaragoza" empiezan su andadura en el Central de Aragón y el Torralba a Soria 


Mientras la Compañía del Norte continuaba a principio de los años treinta en su intento de sacar adelante su plan de electrificaciones, las pequeñas empresas ferroviarias seguían buscando desesperadamente la forma de reducir gastos de explotación sobre todo en líneas de escaso tráfico dada, entre otras razones, la dura competencia del transporte por carretera, la mayor conflictividad social y el poco apoyo estatal a sus problemas. Los pequeños automotores de dos ejes, primero de gasolina y luego diésel, se perfilaban como la solución ideal. También las grandes compañías llegaron a esa conclusión por razones parecidas y además para ofrecer a sus viajeros servicios más cómodos y rápidos con automotores de gran capacidad. De este modo, la década de los treinta supuso una  época muy activa en la adquisición y puesta en funcionamiento de automotores pequeños, medianos y grandes. La Guerra Civil paralizó parcialmente y retrasó algunos de los proyectos previstos, al igual que ocurrió  con los planes de electrificación de Norte para las líneas de Madrid a Ávila y Segovia.

 En este contexto, la factoría zaragozana Material Móvil y Construcciones (MMC), (Antiguos Talleres Cardé y Escoriaza), decidió adquirir una licencia a la empresa alemana Waggonfabrik Wismar GmbH, para construir en España un pequeño automotor de gasolina denominado en su país de origen como "Wismar" pero que en España se popularizó rápidamente por razones obvias como "zaragoza". MMC fabricó 32 de estos automotores entre 1933 y 1935. Dieciocho de ellos lo fueron en versión de vía ancha para las compañías de Torralba a Soria (1), Central de Aragón (3) y  Norte (14). Para vía estrecha se construyeron catorce, repartidos entre ocho compañías. También se fabricaron tres remolques de unas cuarenta plazas cada uno por encargo de la Compañía del Norte. Tanto su relativo bajo precio como su sencillez de construcción y manejo causaron un gran impacto en el mundo ferroviario de la época.


La foto pertenece a un "zaragoza" de vía estrecha, (línea Calahorra-Arnedillo), Refleja perfectamente el ambiente rural que, en general, rodeaba a estos pequeños automotores (Foto: Colección Lluís Prieto)


Esquema de un "zaragoza" tipo. En el dibujo de la planta falta aparentemente un segundo puesto de conducción a la derecha que probablemente se desplegaba cuando iba a ser utilizado (Tomado de un documento original de MMC)


Interior de un "zaragoza". Obsérvese la curiosa tapicería ¿art decó? (foto: Juan B. Cabrera)


Puesto de conducción de un "zaragoza" Colección Chema Martínez)

Vista parcial del motor (colección Chema Martínez)

Varios de estos automotores ya reformados estuvieron activos hasta mediados/finales de la década de los sesenta en líneas secundarias de escaso tráfico. Eran utilizados generalmente por viajeros del medio rural que se dirigían a alguno de los pueblos más importantes de su entorno con ocasión de mercados o ferias, o para realizar algunas gestiones. También servían como medio de enlace con estaciones de alguna línea ferroviaria principal. Eran realmente vehículos populares, y hasta familiares, que recibían a veces curiosas y cariñosas denominaciones. Desde luego, era toda una experiencia viajar en ellos. Tuve la suerte de poder experimentarlo muy a finales de los cincuenta o principios de los sesenta en algunos cortos viajes entre las estaciones de Santa Cruz de la Zarza y Villacañas.

Los "zaragoza" eran vehículos de unos 10 metros de longitud -aunque existía otra versión de siete metros-, con una distancia de 4 metros entre sus dos ejes, de transmisión mecánica y con dos motores de gasolina en voladizo, uno en cada extremo del automotor, lo que les confería una imagen muy característica. Cada uno de esos motores actuaba solamente sobre su eje más próximo a través de una caja de cambios con cuatro velocidades hacia delante y una hacia atrás. Ésta era una característica muy apreciada ya que, en caso de avería de un motor, podía seguir perfectamente con el otro en la dirección contraria, o bien en la misma dirección aunque a velocidad de marcha atrás. En cualquier caso sólo se utilizaba un motor, que era al que le correspondía la marcha adelante en el sentido del viaje. Aún así, se cuenta de ellos que tenían una buena aceleración y una potencia adecuada para sus servicios.

Los motores iniciales fueron de gasolina marca Ford y ha habido una cierta confusión en relación con sus características y sobre todo en su potencia. Sin embargo el excelente artículo de Manuel González Márquez titulado "Las reencarnaciones de los automotores Zaragoza" publicado en "Maquetren" clarifica mucho esta cuestión. Tenían ocho cilindros y ofrecían una potencia de 65 o 75 CV según las versiones. El esfuerzo de tracción era de algo más de 700 kg y podía alcanzar su velocidad máxima de 60 km/h en un minuto, debido en buena parte a su reducido peso al ser de construcción ligera, sin emplear remaches. La suspensión era por ballestas y la calefacción por aire caliente. Los frenos eran de tambor accionados por pedal actuando sobre las cuatro ruedas y contaba además con freno de mano independiente y freno de alarma que cortaba el encendido. También el número de plazas era algo confuso pero el mismo González Márquez llega a la conclusión de que tenían 46, distribuidas entre treinta asientos -de segunda y tercera clase en un principio- y 16 transportines. Diseñados para distancias cortas, no llevaban lavabo-retrete y los equipajes más voluminosos debían ser colocados en una baca en el techo.


Pues bien, en esta primera entrada dedicada a los "zaragozas" de vía ancha, me referiré a cuatro de ellos: primero, al adquirido originariamente por el ferrocarril Torralba-Soria y a continuación a los tres del Central de Aragón. La segunda entrada estará dedicada íntegramente a los pertenecientes a la Compañía del Norte.

Si nos centramos ya en los cuatro automotores objeto de esta entrada, podemos recordar que la pequeña Compañía de Torralba a Soria (que enlazaba justamente en Torralba con la línea de MZA de Madrid a Zaragoza) operó con tracción vapor hasta el 29 de junio de 1934. En esa fecha se incorporó al servicio de viajeros el automotor "zaragoza", denominado TS 1, que fue uno de los primeros que salió de la factoría de Cardé y Escoriaza-MMC. Según algunos estudios (Ramos y Llanes) tenía una tara algo mayor que el resto de "zaragozas" y también era algo mayor su esfuerzo de tracción (800 kg)



Imagen del TS 1 en la estación de Soria en 1935 (Foto: González/Javier Aranguren)

Se cree que durante la Guerra Civil actuó como vehículo sanitario. Cuando pasó a RENFE lo hizo, en principio, con la matrícula 9031,  aunque  luego se renumeró como 9033, y debió seguir trabajando en la misma línea hasta su baja en 1964; después parece que fue transformado en dresina de electrificación. 

Pero antes de dejarle sumido en el olvido, no me resisto a transcribir una anécdota que relata Javier Aranguren en su obra maestra Automotores Españoles, porque refleja a la perfección el ambiente típico que se vivía en estos automotores:

Tales trabajos llegaron a una intensidad de servicio tal que el automotor era utilizado constantemente entre Soria y Torralba, sin descanso, incluso con horario acelerado por encima del itinerario" para llegar justo a tomar un cafelito y poder regresar a la hora", que era la frase del interventor cuando algún viajero le recriminaba por los fuertes bandazos que el vehículo daba debido a la velocidad que llevaba y al no perfecto estado de la vía; aquella frase del ferroviario se complementó, en más de una ocasión, con otra más delicada tras un fuerte golpe oído en la parte inferior del chasis: "vaya, otra vez la bulona; se fastidió el horario...", pues desde ese momento no podía circular a más de 10 km/h y se iban al traste las correspondencias en Torralba.


El TS 1, en RENFE 9033, en una fecha indefinida en la estación del Norte de Madrid (Foto: RENFE)

Por su parte, la Compañía del Central de Aragón recibió un primer "zaragoza" el 24 de mayo de 1933. Fue el denominado A 1 y se le destinó al servicio diario de ida y vuelta entre Caminreal y Calatayud. El buen resultado animó a la compañía a inaugurar dos nuevas líneas con este tipo de automotores; una entre Teruel y Calatayud y probablemente otra entre Cariñena y Zaragoza. Para ello adquirió otros dos nuevos "zaragozas": el A2 y el A3, que recibió el 13 de marzo de 1934.  Estos vehículos tenían también motores Ford de gasolina de ocho cilindros y es posible que los dos primeros tuvieran una potencia de 75 CV mientras que el tercero tendría 65. Disponían de  46 asientos, de los cuales 10 eran de segunda clase y el resto de tercera, si bien todos acabaron siendo de clase general. 


En primer término, uno de los "zaragozas" del Central de Aragón. Al fondo el automotor A22 o A23 con un remolque (Foto: Colección Josep Calvera)

En RENFE recibieron la numeración 9014 a 9016. Mientras que el 9015 fue convertido en dresina de electrificación, tanto el 9014 como el 9016 fueron transformados por Miró Reig en 1963. Se prolongó su caja sobre uno de los antiguos voladizos de los motores, de modo que la distancia entre ejes pasó a ser de 6,70 metros y se reacondicionó el interior, admitiendo así cincuenta pasajeros. Además recibieron un motor Barreiros diésel de 115 CV instalado bajo el piso. Fueron renumerados añadiendo simplemente una "M" a su número anterior.



El 9014, antiguo A-1 del Central de Aragón, tras su reforma en Miró-Reig, estacionado en el depósito de Alcázar de San Juan. Tras él, un "talguillo" ( M. González Márquez)

Quedaron así unos automotores "chatos", algo más grandes y por supuesto más cómodos. Junto con otros tres ejemplares transformados a los que me referiré en una siguiente entrada, se ocuparon de servicios tales como los de Sevilla a Alcalá de Guadaira o Cinco Casas a Tomelloso. El 9016-M fue dado de baja en en 1968 mientras que el 9014-M lo fue en 1971.



BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

Aranguren, J. (1992) : Automotores Españoles. Autoedición, 1992

Ramos, M. y Lannes, Ll. (1993): El autovía Zaragoza y su reproducción en h0 por Bemo. Revista "Doble Tracción", nº 1

Casas, JC (2005): Salamanca y sus automotores. Globalia Ediciones

Calvera, J. (2009): Automotores diésel de ancho ibérico español. Ed. Revistas Profesionales

González Márquez, M. (2015): Las reencarnaciones de los automotores "Zaragoza". Revista Maquetren, nº 263.