Si bien este blog está dedicado a la historia de distintos vehículos ferroviarios, hoy no puedo sino aprovechar la pequeña tribuna pública que me brinda para llamar la atención sobre el contraste entre los recursos empleados en la construcción de grandes obras ferroviarias y de material por empresas de nuestro país y los dirigidos -si es que existen- a la salvaguardia de nuestro patrimonio histórico ferroviario.
Sin necesidad de entrar para nada en la verosimilitud de las últimas informaciones periodísticas sobre las supuestas infracciones en la adjudicación de distintas obras del AVE del Nordeste, verdaderamente graves en caso de ser ciertas, pero más motivado si cabe por ellas, me refiero de nuevo a la lastimosa situación en que se encuentran bastantes vehículos muy significativos de nuestra historia ferroviaria, y muy singularmente de la época del vapor. Locomotoras, automotores, coches de viajeros y vagones que se están literalmente cayendo a trozos, perdiéndose así unas piezas fundamentales de nuestra arqueología industrial y de nuestros pasados estilos de vida que deben ser conocidos y valorados por las nuevas generaciones. Vehículos almacenados en naves industriales a la espera de que algún día llegue "del cielo" algún dinero para su reparación, otros a merced de la intemperie, prácticamente ya sin posibilidades de recuperación, piezas cedidas a extraños Centros de Estudios para su puesta en valor -y en funcionamiento- que se quedan en el limbo...Por supuesto que dejo constancia de la labor desarrollada -hasta donde puede- por el Museo Nacional Ferroviario en sus dos sedes de Madrid y de Vilanova, -aunque en el caso del de Madrid recurriendo a veces para la financiación a actividades a mi juicio poco justificables-, de la labor altruista de algunas asociaciones y por supuesto de los extraordinarios ejemplos de los Museos Vasco y Asturiano. Pero, en cualquier caso, hoy por hoy, los recursos son extraordinariamente limitados para todo lo que queda pendiente.
Si dolorosa es esta situación para los que amamos los trenes y la conservación de nuestros bienes culturales, lo es más aún cuando se ve cómo las empresas ferroviarias españolas, tanto de material móvil como de infraestructuras con, afortunadamente, contratos millonarios en muy diversos países, no se plantean destinar una mínima parte de sus ganancias a la recuperación de nuestra historia ferroviaria, algo que, junto con su valor intrínseco, les reportaría significativos beneficios desde el punto de vista de la imagen pública. Es verdad que seguramente algunas de ellas lo hacen a través del patrocinio de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles pero está claro que el aporte debe ser muy insuficiente para abordar toda la tarea pendiente. Además echo de menos la presencia de muchas de ellas, algunas muy importantes ¿Como no son también patronos o colaboradoras de la Fundación empresas como CAF, Talgo o Alstom o algunas de las más importantes constructoras de infraestructuras?
Creo que es ya hora de que se establezca un detallado plan a medio y largo plazo para la recuperación y puesta en valor de al menos buena parte de ese material así como para el establecimiento de un sistema de mantenimiento y de actividades culturales y educativas relacionadas. Y con ese plan en la mano -que supongo que debe gestionar la Fundación- dirigirse a esas grandes empresas y ver si están dispuestas a que se pierdan aquellas obras maestras de la Maquinista Terrestre y Marítima, Euskalduna, Babcock&Wilcox, Devis, Macosa...¿Argüirán -y más en estos momentos- que no hay dinero para ello?
Como todo ésto es algo que resulta evidente quiero pensar que la Fundación tiene ese plan elaborado. Que se conozca, que se divulgue, que se requiera e interpele a unos y a otros...Y que cada uno asuma sus responsabilidades.