domingo, 7 de diciembre de 2014

Historias del vapor (VIII): Entre el Puerto y Sanlúcar (RENFE 020-0241/0242)

La denominación de Sociedad Belga de Ferrocarriles Vecinales de Andalucía tiene en principio una resonancia muy decimonónica - de hecho se creó a finales del siglo XIX- y un punto romántica y daría la impresión de referirse a varias pequeñas líneas unirían diversas poblaciones de Andalucía. No se si esa sería la primera intención de sus fundadores pero la realidad fue que sólo tuvo un ferrocarril: el del Puerto de Santa María a Sanlúcar de Barrameda por la costa. y ésta distinción de "por la costa" es importante porque, un poco más hacia el interior, pero de forma casi paralela discurría la línea de Andaluces entre Jerez y Bonanza, muy cerca de Sanlúcar. No hubo un grave problema de coexistencia entre ambas mientras fueron independientes porque la primera estaba casi dedicada a dar salida al mar a los productos de las bodegas jerezanas, mientras que la que nos ocupa estaba más orientada al transporte de personas y pequeñas mercancías. Y aunque este ferrocarril fue cerrado a finales de los 70, todavía mucha gente lo sigue recordando en la comarca como el tren de la costa en el que antaño iban a las playas de Chipiona y de Rota tanto la población de la zona como muchos veraneantes. 

En su libro Locomotoras de Andaluces de Fernando Fernández Sanz, referencia obligada para esta entrada como para tantas otras, se cuenta que tras múltiples peripecias administrativas el servicio entre El Puerto y Chipiona pasando por Rota se abrió en 1892 en un tiempo en que la concesión del ferrocarril pertenecía a una pequeña compañía portuguesa. En 1896 se transfirió a la recién creada Sociedad Belga de Ferrocarriles Vecinales de Andalucía, que pudo finalizar la línea y abrir el tráfico hasta Sanlúcar en 1898 con un recorrido total de 37 km. Unos veinte años después, en 1919, la línea fue adquirida por la Compañía de Andaluces.

Este ferrocarril dispuso en total de cinco locomotoras de vapor. Las números 1 y 2 eran locomotoras 030T y se sabe que una de ellas ya fue vendida en 1910 a la Compañía del Torralba a Soria. La número 3 era del tipo 120T y pasó a Andaluces cuando absorbió a esta pequeña compañía belga en 1919 siendo dada de baja antes de 1942. Por fin, las 4 y 5, que son a las que se dedica esta entrada, eran locomotoras del tipo 020T. Fueron construidas en 1902 y 1904 por la empresa belga Talleres Metalúrgicos de Tubize, si bien en el álbum del parque motor de RENFE figura la fecha de 1894 para la construcción de ambas. La explicación de este error y de algún otro sobre estas dos locomotoras está perfectamente documentada en la citada obra de Fernández Sanz.

Ambas máquinas tenían una potencia de 352 CV, un diámetro de ruedas de 90 cm y un esfuerzo de tracción de 3120 kg, características muy adecuadas al sencillo perfil de la línea. 

Cuando las locomotoras pasaron a Andaluces recibieron los números 5 y 6. Ambas pasaron posteriormente a RENFE que creó con ellas la serie 020-0241/0242. Se mantuvieron en su zona de origen si bien la 0242 fue vendida en 1953 a la Sociedad Electromecánica de Córdoba. 

La Andaluces 06 o RENFE 020-0242 (foto: Album Parque Motor RENFE)

La 0241 fue asignada al depósito de Utrera y luego al de Sevilla sin saber a ciencia cierta en que año fue definitivamente dada de baja aunque se conservan fotos de ella de 1963 y 1965 donde se la ve operativa, al menos en una de ellas, en Jerez de la Frontera. Muy poco después de esta fecha debió ser retirada del servicio.

La Andaluces 05 probablemente en Jerez en fecha desconocida. Puede observarse que mantiene sus placas originales (Foto de autor desconocido)

La Andaluces 05 o RENFE 020-0241 en Jerez en 1963 (Foto: D. T. Rowe)
Otra imagen de la 0241 maniobrando en Jerez en enero de 1965 (Foto: Llauradó)
Afortunadamente se conserva en un jardincillo cercano a las instalaciones de RENFE en Granada: 

La Andaluces 05 expuesta en Granada (foto: Pacheco/Forotrenes)

aunque, como siempre he opinado, un ejemplar de este tipo debería estar adecuadamente conservado en un museo del ferrocarril o del transporte y lo más cerca posible de la zona donde trancurrió su vida útil. En los últimos tiempos se ha desatado alguna polémica sobre el destino de esta locomotora. Esperemos que la solución adoptada sea la más adecuada para su conservación.



Nota: En este enlace puede encontrarse una deliciosa narración del ambiente que se respiraba en "el tren de la costa"